Tras el asesinato de Francisco I. Madero y el ascenso en el poder de Victoriano Huerta, la lucha armada se exacerbó y Zapata fue uno de los jefes revolucionarios más importantes, al tiempo que introdujo importantes reformas en Morelos. Posteriormente estas posturas lo opusieron al nuevo presidente (Venustiano Carranza). Éste logró eliminarlo mandándolo asesinar.
Estuvo presente en la Convención de Aguascalientes de 1914, en la que los tres grupos más importantes que participaron en la Revolución Mexicana intentaron dirimir sus diferencias. Dicha Convención adoptó el Plan de Ayala y eligió como presidente provisional a Eulalio Gutiérrez Ortiz. Los grupos dirigidos por Francisco Villa y Zapata aceptaron los resultados de la Convención, no así el encabezado por el General Carranza, lo que provocó la continuación de la guerra civil.
El cacique Jesús Guajardo le hizo creer a Zapata que estaba descontento con Carranza y que estaría dispuesto a unirse a él. Zapata le pidió pruebas y Guajardo se las dio. Acordaron reunirse en la Hacienda de Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919, pero desgraciadamente Zapata fue víctima de una emboscada, y fue asesinado ese mismo día.
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